Había una vez una niña que, para su cumpleaños número 12, recibió varios regalos: un bolso, un vestido, una Biblia, una fusta y un esclavo, por nombrar sólo los más lindos. El esclavo, sin embargo, no dejó muy contenta a la familia: era un niño negro de siete años llamado Koko, y cualquiera se daba cuenta de que no era el tipo de regalo ideal para una niña. Hubiese sido más apropiado, pensaban las señoras de la familia, regalarle una esclava. Una negrita que pudiera asistirla en sus rituales de higiene, que pudiera hacerle masajes y acompañarla en las actividades típicamente femeninas que las niñas de 12 años empiezan a imitar. Pero no se puede tener siempre lo mejor: a Maria le tocó tener a Koko.
la diaria (Diario uruguayo)